Emilia Orozco: entre el circo político y la falta de coherencia
La diputada nacional Emilia Orozco parece haber hecho del espectáculo mediático su estrategia principal. Con discursos elevados y señalamientos constantes hacia otros sectores políticos, busca captar la atención, pero termina siendo un ejemplo de contradicción y oportunismo. Su visita en helicóptero al Chaco salteño, sobrevolando comunidades originarias en condiciones de extrema vulnerabilidad, fue el detonante de una ola de críticas. Su «sobrevuelo» se destacó por el contraste entre sus declaraciones y sus acciones. Mientras miraba la realidad “desde arriba”, las comunidades enfrentan problemas que llevan años siendo ignorados por varias gestiones en la provincia.
Orozco parece haber centrado su subsistencia política en atacar al gobernador de Salta como parte de una estrategia para catapultarse como una figura “ajena” al sistema. Sin embargo, sus intentos de posicionarse como una voz independiente se ven opacados por sus propias inconsistencias. Las redes sociales son el principal escenario de sus campañas, donde lanza acusaciones con tono elevado y, en ocasiones, patético, intentando proyectar una imagen de transparencia que no se sostiene con su desempeño legislativo.
Un ejemplo contundente de su falta de coherencia quedó evidenciado en el debate por la Ley de Ficha Limpia, que buscaba impedir que personas con condenas firmes por corrupción sean candidatas a cargos públicos. En noviembre del año pasado, Orozco se mostró públicamente como una ferviente defensora de la iniciativa, llegando a declarar en redes sociales: «Quedó clarito quiénes defienden a los delincuentes y quiénes creemos en una Argentina libre de corrupción. No aflojemos, lo vamos a lograr.»
Sin embargo, cuando llegó el momento de la verdad en el Congreso, su ausencia fue notable. La sesión del 20 de noviembre, impulsada por La Libertad Avanza y otros bloques, no logró reunir el quórum necesario para habilitar el debate. Orozco, quien había montado todo un espectáculo mediático en torno a su apoyo a la Ley, simplemente no se presentó. Esto desató duras críticas, ya que su ausencia contradecía su discurso sobre combatir la corrupción. En lugar de liderar con el ejemplo, dejó una sensación de oportunismo político y falta de compromiso real. La figura de Emilia Orozco se muestra cada vez más como un producto del circo político, basado en la búsqueda constante de atención y la construcción de una imagen que no resiste el escrutinio.