Ficha limpia o ficha sucia: la decepción de la Ley electoral en Salta y sus inconsistencias en la lucha contra la corrupción
Nuestros delincuentes provinciales seguirán siendo elegidos ocultos en las listas sábanas… La norma supuestamente impide que sean candidatos aquellos con condena en segunda instancia firme (es decir, unos 15/20 años en términos judiciales), pero ¿qué pasa con todos los que tienen causas penales pendientes? Esperar la condena en nuestros lentos tribunales es una burla. Esto debería ser una cuestión de ética y moral, no simplemente una formalidad legal. Deberían encontrar otro trabajo donde su ética y moral no importen.
El Senado de Salta aprobó ampliar las condiciones de la ley de Ficha Limpia, excluyendo a los condenados en segunda instancia por delitos como narcotráfico o lavado de dinero de ser candidatos en elecciones provinciales y municipales. Pero, ¿es suficiente? ¿Qué pasa con los casos como el del actual intendente Sergio Ramos, quien pasó desapercibido como senador y nunca rindió cuentas ante la justicia? Parece que nuestros tiempos judiciales no coinciden con esta ficha limpia. Recordemos el caso de Manuel Cornejo, exintendente de Campo Quijano, condenado en primera instancia por corrupción y aún así pudo presentarse como candidato a intendente. Estuvo a punto de ganar, reflejando un completo desbarajuste legal que no sintoniza con la demanda ciudadana de mayor ética en la clase política.
Es imperativo criticar enérgicamente esta ley. No es suficiente evitar candidaturas solo después de una segunda instancia firme; debería prohibirse a cualquier persona con causa penal pendiente postularse. Nuestra democracia y la integridad de nuestras instituciones merecen una protección mucho más sólida contra el avance del narcotráfico y la corrupción.