La decadencia de Bettina Romero: desmanejos, derrotas y ahora extraños elogios al gobernador
En una divertida canción de Los Auténticos Decadentes en la década del 90, resonaba el pegajoso estribillo que invitaba a “siga, siga el baile al compás del tamboril”. Sin embargo, lejos de la alegría de esa melodía, las maniobras que se perpetúan desde la municipalidad de Salta, bajo el liderazgo de la ahora ferviente admiradora saenzcista Bettina Romero, resultan más bien decadentes. A los desmanejos millonarios con la Plaza 9 de Julio se suma un nuevo capítulo, protagonizado esta vez por el polirrubro Aroldo Tonini. Tras salir de la misa en la catedral salteña, Tonini, se enteró de un sorpresivo presupuesto destinado a una obra urgente, cuya naturaleza queda en la nebulosa.
Es llamativo que a tan solo un mes de concluir su mandato, con una transición prácticamente deplorable, la intendenta Bettina Romero continúe destinando fondos a su arbitrio, sin priorizar las necesidades de los vecinos de Salta. Resulta relevante señalar las expresiones, probablemente auténticas, de las “extraordinarias cualidades del gobernador Gustavo Sáenz”, proclamadas recientemente por Bettina. Solo falta que su hermano Juan Esteban se exprese de manera similar para completar el combo. Esto sugiere dos interpretaciones posibles. La primera busca acomodar a algunos funcionarios de la gestión nefasta de Bettina en el gobierno provincial, como están intentando al incluir al tío de la intendenta en el tribunal de cuentas, junto a nombres como Agustina Gallo Pulo, Daniel Nallar, Aroldo Tonini, Susana Pontisi, entre otros.
Estos son solo algunos ejemplos, pero se suman a algo aún más preocupante: ninguna elección de este año ha favorecido al equipo municipal liderado por Bettina, que ha salido derrotado estrepitosamente en todas, convirtiéndose en un equipo de “mufas”, según la expresión de un cabulero amigo, con nombres como Posadas, Asenatos, Villada, entre otros. No sería prudente tentar a aquellos mencionados. Con la suerte no se juega. El gobernador Sáenz ha pasado cuatro años haciendo malabares para gestionar una provincia quebrada por la administración anterior y afectada por la pandemia. A pesar de las dificultades, logró estabilizar lo que parecía imposible. No es momento de que siga, siga, siga, el baile municipal desde las oficinas del Grand Bourg. Queda mucho por hacer y los tiempos que vienen son difíciles. El gobernador Sáenz lo sabe …