«Son de amores»: Galleguillos cobra una fortuna, acomoda a familiares y debe la cuota partidaria de varios meses
La diputada libertaria Griselda Galleguillos, conocida por sus originales y atrevidas campañas, en medio de concursos por el Día del Amigo que causan furor en las redes sociales, es buscada por los dirigentes Olmedistas para que salde algunas cuentitas partidarias. Por otro lado, sus amigos Olmedistas, la tienen entre ceja y ceja por las recaudaciones bancarias que la diputada provincial por Rosario de Lerma estará sumando, solo por no asistir a reuniones de comisión.
Aprovechando el éxito del viral «Son de amores», Galleguillos invita a los vecinos de Rosario de Lerma a participar en un concurso con un premio de $50,000. Como era de esperar, la iniciativa generó tanto entusiasmo como controversia. Esta no es la primera vez que la diputada realiza acciones controvertidas: juró con un vestido de novia y lanzó una venta creativa de paltas “orgásmicas”. Sin embargo, detrás de estas acciones llamativas, se ocultan prácticas cuestionables.
A pesar de su fortuna política, Galleguillos no contribuye económicamente a su partido, ni siquiera pagando el 5% de la cuota partidaria al sector político que la llevó al poder, de la mano de Alfredo Olmedo y Emilia Orosco. Esto ha generado descontento dentro del partido, que está estrechamente vinculado con la Libertad Avanza de Javier Milei a nivel nacional. Además de su salario como diputada, que asciende a aproximadamente 3 millones de pesos, Galleguillos ha colocado a varios familiares en puestos bien remunerados. Su hermano, quien enfrenta denuncias por abuso sexual en Rosario de Lerma, su hermana y su madre, todos ocupan posiciones de asesores. También recibe un «plus» por no presentarse en reuniones de comisión, lo que le permite evitar votar en cuestiones que critica abiertamente en el recinto.
En total, la diputada Griselda Galleguillos podría estar percibiendo una suma de seis millones de pesos, solo por presentarse como «opositora». Lo que no sabe la gente, es que su transparencia y su ética dejan mucho que desear, poniendo en tela de juicio su compromiso con la función pública.